martes, 6 de abril de 2010

MATERIA DE CLASES .CAMPO HISTORICO


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El hecho de llegar a utilizar el cine como fuente histórica no es tan difícil de imaginar, al menos no en los tiempos que corren, pues aquella desconfianza que despertaba este medio a los círculos intelectuales y a los historiadores de la primera mitad del siglo XX a quedado de lado hace bastante tiempo2. El que las cosas hayan tomado ese rumbo, se debe por un lado a la fuerza que fue cobrando la imagen con el transcurrir del siglo (tanto fotografía como cine) llegando a desplazar a la escritura como principal medio de difusión de información. Por otra parte, hay que reconocer la influencia que tuvieron las tendencias teóricas de recambio a partir de los 60’ y 70’, que permitieron un replanteamiento de las definiciones y de las categorías de análisis y un repensar general de la historia. Estos factores le permitieron al cine, al igual que a otros artefactos tales como discos, vestimenta, etc, pasar a formar parte de las posibles fuentes a utilizar por el historiador en su construcción de una narración histórica. Permitiéndole a cada uno de estos elementos aportar sus particularidades únicas como fuente, derivadas de sus particularidades únicas como formato.

El cine pensado como fuente histórica, responde a la lógica de cualquier otra fuente. Sobre él es posible realizar distintos niveles de análisis que nos entregan distinto tipo de información. En su escrito, Ginzburg nos señala tres de estos posibles niveles de interrogación para el cine:

El primer nivel, denominado “núcleo fáctico”, viene a ser la capa más externa de la fuente, y se refiere al “contenido textual” de la misma, es decir, aquella información que nuestros ojos ven de forma directa en la pantalla. En este “contenido textual” identificamos por ejemplo: vestuario, arquitectura, etc. Todo elemento físico que sea capturado por el lente y que se nos vaya mostrando durante el trascurso del film, y que pueda ser citado para reconstruir ( y construir) cierta realidad y tiempo presente en el film. Sin embargo, este tipo de análisis solamente es posible si el momento histórico que se representa en el film, es acorde al momento histórico de su realización. Por obvio que parezca, este es un punto que no esta de más señalar.

El segundo nivel al que hace referencia Ginzburg tiene que ver con el “trasfondo ideológico de la película”, esto obedece a la idea de que toda fuente responde al contexto en que fue creada y que por lo tanto, si realizamos una lectura adecuada, es posible mirar más allá del contenido inmediato de la fuente, siendo factible acceder a las motivaciones e ideologías que operan tras la realización de la misma. Si insertamos la película objeto de nuestro análisis dentro del contexto de su producción, podremos acceder a ámbitos de interpretación más profundos, lo que permitiría un uso más fructífero de nuestra fuente.

El tercer nivel de análisis señalado por Ginzburg alude a que debemos prestarle atención no solo a la película en si y a su contexto de producción, sino que además debemos preocuparnos por la repercusión que genera el film tras su exhibición. Eso también puede servirnos al momento de tratar de entender y ejemplificar ciertos procesos. El hecho de que una determinada película triunfe o fracasé en términos de taquilla, pase desapercibida o genere cierta controversia mediática, responde a factores sociales del lugar y tiempo de la exhibición de la cinta, factores que van más allá de si la película es catalogada como “buena”o “mala”. Como historiadores, estos elementos se merecen toda nuestra atención y nuestro análisis.

Retomando el punto donde se señala que una película solo nos entrega información de su tiempo si es que existe una concordancia entre el momento histórico representado y el momento histórico de producción. Surge la siguiente pregunta: ¿que pasa con una película que no tenga esta correspondencia? ¿sobre que nos hablan ese tipo de representaciones? ¿son utilizables únicamente como fuentes sobre el momento en que fueron creadas o realmente podrían llegar a entregarnos información sobre el pasado que pretenden representar?. Bueno, a esto podría responderse apelando a que ninguna fuente debe ser estudiada como una forma aislada de información. Ninguna fuente es fiable por si sola. Es necesario realizar la practica de comparar, de indagar en profundidad y necesariamente debemos complementar entre si las distintas fuentes de que disponemos para la investigación de un tema. Por lo tanto, para utilizar una película como “informante” sobre un periodo distinto al que fue producida, es necesario compararla con las otras fuentes de que disponemos sobre el mismo periodo y determinar desde ahí, los aspectos rescatables y los aspectos desechables
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